16 ago 2021

PREGUNTAS DE UN ESCÉPTICO: ¿Es literal el cielo y el infiero? ¿¡Cómo puede tenerse certeza de lugares tan imaginarios!?

Q- Tengo inquietudes sobre la existencia del cielo y el infierno: No comprendo en lo absoluto la existencia de ambos sitios, ¿cómo es posible? ¿qué es lo que se supone que de mi ser es enviado hacia allá? ¿tendré conciencia? ¿cómo es eso de "para siempre"? ¿haciendo qué cosas? ¿cómo es eso de "gozo eterno"? Si solo tendré gozo y felicidad, ¿cómo será posible sin que haya tristeza para poder compararla? ¿cuáles son las pruebas del cielo y del infierno?

A- Un día un hombre llamado Nicodemo fue a Jesús a plantearle un dilema teológico acerca de su orígen. El Señor ni siquiera le respondió, y le dijo: "te es necesario nacer de nuevo". Hoy el hombre se plantea infinidad de cuestionamientos sobre su orígen y sobre su destino, y el Señor nos refiere la misma respuesta: "te es necesario nacer de nuevo".

Es decir, hay muchas cosas cuya comprensión solo será dada a aquel que recibe el Espíritu de Dios, porqe son cosas relacionadas con el Espíritu, y las cosas relacionadas con el Espíritu, las cosas espirituales, no pueden ser entendidas por el hombre natural. El hombre natural es el hombre de carne y hueso, el ser humano común y corriente, por más abolengo que posea, pero que no ha nacido de nuevo aún. Aquel que no tiene a Cristo como Salvador. La Biblia dice en 1Co 2:14-16 "Pero el hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios, porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir espiritualmente. (15) En cambio el espiritual juzga todas las cosas; pero él no es juzgado de nadie. (16) Porque ¿quién conoció la mente del Señor? ¿Quién le instruirá? Mas nosotros tenemos la mente de Cristo". Solo el cristiano, nacido de nuevo genuinamente, posee la sabiduría que la mente de Cristo otorga para entender las cosas espirituales. Intentar que una persona, un ser humano natural, no espiritual, entienda las cosas espirituales, es un esfuerzo vano.

Sin embargo, la realidad del cielo (no el cielo astronómico, sino el cielo espiritual) y el infierno son irrefutables, porque existen testimonios de hombres que estuvieron en la presencia de los cielos y estuvieron de regreso a la tierra. No para contar su testimonio como una noticia sensasionalista, y que vieron una luz, etc., como dicen algunos, sino como sucedió al apóstol Pablo según indica la Biblia (no en un tabloide de noticias sensasionalistas) cuando nos dice en 2Cor 12:1-5 que él fue llevado al tercer cielo, pero que no le fue dado revelar las cosas que allí vió. Ese es un testimonio de la Biblia, no de una revista ni un periódico.

El propio Señor Jesucristo dijo en Juan 3:13 "Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo". Es decir, el cielo es un lugar literal. Y el infierno lo es de igual manera. El infierno fue creado por Dios para Satanás y sus ángeles (Mateo 25:41), pero todo aquel cuyo nombre no fue hallado inscrito en el Libro de la Vida fue lanzado allí de igual manera (Apocalipsis 20 completo, especialmente el verso 15) por haber rechazado el amor de Dios para salvarle, en la persona de Cristo y Su obra de sacrificio en la cruz del Calvario (1Tesalonicenses 2:11-12). Ese Dios sigue siendo un Dios de amor que se deleita en salvar, en dar convicción de pecado para salvar.

Ambos lugares, el cielo y el infierno, están extensamente documentados en Las Escrituras. Con respecto a con qué nivel de conciencia se estará en esos lugares, la parábola de el rico y Lázaro en Lucas 16:19-31 nos responde claramente que estaremos en nuestras plenas conciencias en esos lugares de eternidad.

© Por Santiago Peralta. http://www.eseperalta.blogspot.com. Usted puede reproducir y/o distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin que se altere su contenido y se incluya este párrafo en la reproducción.

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