21 may 2019

El sol en el cristal

Es posible que durante las mañanas, al transitar de Oeste a Este el Sol impacte nuestros cristales; y es en esos momentos que la luz nos confronta, cuando vemos mejor la suciedad atrapada en los mismos. No nos percatábamos antes, pero ahora, con los rayos del sol que literalmente penetran hasta el interior del vehículo, apreciamos las fallas, las manchas, la suciedad y hasta las grietas de nuestro cristal. Sucede lo mismo con nuestro carácter. La Palabra de Dios es lámpara a nuestros piés y lumbrera a nuestro camino (Sal 119:105), y no es hasta que la luz de las Escrituras nos confronta que somos capaces de ver nuestro pecado, nuestras fallas, las manchas de nuestro carácter y la suciedad de nuestro corazón. Seremos incluso capaces de identificar peligrosas grietas en nosotros, que de no ser atendidas provocarán roturas irreparables.

Y al igual que nos sucede con la luz del sol en los cristales del vehiculo, a veces pensamos que el sucio que ahora es evidente, se trata de la parte exterior y activamos los mecanismos para corregir el problema: el limpiavidrios y el chorro de agua automático. Sin embargo, muchas veces el problema no es externo, sino desde dentro del cristal, como en nuestras vidas: El problema es desde dentro, desde nuestro corazón, y no podemos nosotros mismos, no somos capaces de limpiar el cristal por dentro, con nuestra propias manos, sin empeorarlo; por eso es que antes de ser aplicada fuera, el agua la necesito dentro. La Biblia es como agua fresca que limpia nuestras conductas. Si de repente no hay agua, el limpiavidrios empeorará la situación. Sin la Palabra de Dios, solo con soluciones humanistas y sicológicas orientadas al conductismo no podremos solucionar el problema.

Pero, la realidad es que a veces no podemos hacerlo y continuar nuestro camino. Necesitamos detenernos, hacernos a un lado en la carretera para limpiar, desde dentro, el desastre de nuestro cristal. A veces no podremos nosotros mismos, y entonces será momento de buscar ayuda, de dejarnos ayudar por otros, de recibir consejo. El ejercicio de la humildad comienza por reconocer la ayuda de otros en este proceso de limpieza por la Palabra de Dios.

Sal 119:27-28 Hazme entender el camino de tus mandamientos, Para que medite en tus maravillas. (28) Se deshace mi alma de ansiedad; Susténtame según tu palabra.

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© Por Santiago Peralta. http://www.eseperalta.blogspot.com. Usted puede reproducir y/o distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin que se altere su contenido y se incluya este párrafo en la reproduccíon.

18 may 2019

¡QUE RESPONDA LA BIBLIA!: ¿Qué son los apócrifos y por que no se encuentran estos libros en la Biblia protestante?

Para hablar de los libros apócrifos debemos primero hablar del Canon de las Escrituras, pues aunque en su sentido original "apócrifos" significó cosas ocultas, secretas, en el nivel práctico la palabra se ha considerado como "no canónico". El canon es el consenso para identificar a los libros inspirados. Me gusta decir "identificar", no "definir", porque la autoridad canónica no la otorga el hombre. La autoridad canónica de Las Escrituras es intrínseca, la posee ella misma desde el momento justo en que se escribieron. El desafío del hombre es discernir entre tanta literatura agregada, espuria, pretenciosa, que ha querido colocarse durante la historia a la par de los escritos de los santos hombres de Dios que fueron inspirados por el Espíritu Santo. El consentimiento de ese discernimiento es el que llamamos canon de Las Escrituras.

Este canon en lo que concierne al Antiguo Testamento se mantuvo inalterable, y aunque en el período intertestamentario se tenía conciencia de que el oficio profético estaba suspendido, la realidad es que la historia transcurría y debía ser registrada. Los hombres no cesaron de pensar ni de poner sus pensamientos por escrito, y fue así como surgió una extensa colección literaria que fue utilizada tanto por judíos como por cristianos.

Lo habitual ha sido agrupar estos escritos en dos clasificaciones; los apócrifos y los seudoepígrafos. Los primeros incluyen libros que llegaron a ser colocados junto a escritos canónicos del Antiguo Testamento en varios manuscritos de la Septuaginta, la famosa traducción griega de los textos hebreos del Antiguo Testamento; septuaginta por los famosos setenta y dos eruditos judíos (6 de cada una de las 12 tribus de Israel), que trabajaron para traducir el texto hebreo; pero siempre se aclaró que no eran inspirados. Estos libros nunca fueron vistos como Escritura, ni por los judíos ni por la iglesia del 1er siglo. La primera vez que se incluyen en la Biblia fue en el año 404 d.C, pero se creía y se decía que “no eran parte del canon,” sino que podían ser útiles para beneficio intelectual de los creyentes. O sea, NO tienen la misma autoridad que los demás libros. No obstante, cuando las Escrituras griegas fueron traducidas al latín, esos libros adicionales fueron conservados, y la mayoría de ellos fueron declarados parte de las Escrituras por el Concilio de Trento (1546) como respuesta a la avanzada de la reforma protestante a manos de Lutero, quien se había encargado junto con otros reformadores, de traducir los libros canonicamente oficiales y excluir de ese esfuerzo a los apócrifos. Algunos de estos escritos justifican algunas enseñanzas de los catolicoromanos, como las oraciones por los muertos, las indulgencias, la justificación por obras, enseñanzas que no están en la Biblia. Para los católicos, la iglesia tiene la autoridad de decir qué libros son Escritura, para los cristianos protestantes Dios es quien habla y nos dice cuáles libros son inspirados por Él.

Finalmente, el término "seudoepígrafo" designa específicamente a escritos seudónimos dado que sus verdaderos autores son desconocidos. Al aparecer en una época en la que el testimonio profético había cesado, estos escritos ganaron popularidad siendo adornados con los nombres de personajes notables de los tiempos bíblicos. Una perniciosa labor de la critica racionalista del s.XIX fue calificar muchos libros como pseudoepígrafos ante la menor duda de su autoría general, restándole valor al canon bíblico.

Ahora bien, ¿Por qué los libros apócrifos no deben ser considerados autoritativos? Primero, ellos mismos dicen no ser autoritativos; de hecho, en 1Mac 4:46; 9:27; 14:41, que es un libro apócrifo, se da constancia de esto. Segundo, no eran considerados como inspirados por los judíos; siendo los traductores masoretas los primeros en designarles unicamente un valor literario y culturarl, no inspirado. Tercero, no eran considerados como Escritura por Jesús o los apóstoles; no existiendo ninguna referencia de ellos en boca de los apostoles o del Señor; y cuarto, contienen enseñanzas que contradicen las enseñanzas de la Biblia.

La lista de libros apócrifos está clasificada en libros históricos, de ficción, sapienciales, apocalípticos, generales, filosóficos, apologéticos y misceláneos:

Libros históricos
1 Esdras
1 Macabeos
2 Macabeos

Libros de ficción
Tobías
Judith

Libros Sapienciales
Eclesiástico, o Sabiduría de Jesús Ben Siró.
La Sabiduría de Salomón.
Pirke Aboth o Dichos de los Padres.

Libros Apocalípticos
El Libro de Enoc.
El Apocalipsis de Baruc.
La Asunción de Moisés.
El Apocalipsis de Esdras

Libros Generales
Jubileos.
Los Oráculos Sibilinos.
Salmos de Salomón.
Los Testamentos de los Doce Patriarcas.

Libros Filosóficos
4 Macabeos

Libros Apologéticos
3 Macabeos
Carta de Aristeas

Libros Misceláneos
El Libro de Baruc
La Epístola de Jeremías
La Oración de Azadas (Abednego)
El Canto de los Tres Santos Jóvenes
La Historia de Susana (Daniel 13)
Bel y el dragón (Daniel 14)
La Oración de Manasés.

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14 may 2019

¡QUE RESPONDA LA BIBLIA!: ¿Por qué se contó como pecado a David el haber censado al pueblo de Israel? ¿Quién incitó a David a hacer el censo, Dios o Satanás? 2Sam 24, 1Cro 21

Según Exodo 30, censar a las personas o contar a las personas tenía una implicación particular con respecto al reconocimiento de Dios sobre el pueblo: ellos tenían que ofrendar por el rescate de su propia persona al ser contados, una ofrenda por expiación dice la porción en Exo 30, al momento de ser contados. De manera que había una relación directa en el reconocimiento de Jehová durante el proceso, y ninguna otra razón que no fuera esta debía mover un censo, o bien este aspecto no podía ser pasado por alto al llevarse a cabo un censo. Él era el Dios y Soberano sobre toda la nación de Israel, sin embargo cuando David ordenó el censo no vemos que se colectó la ofrenda para expiación, y solo fueron contados hombres fuertes que sacaban espada, hombres valientes de guerra dice el texto en 2Sam 24.

Esto revelaba un interés incorrecto en David. Pareciera que el pecado de orgullo por el número de sus hombres de a caballo y hombres de guerra llevó a David a entender que sus victorias habían descansado o descansarían en su fuerza y no en las de Jehová. De hecho, sus capitanes fueron más temerosos que el mismo David al objetar la orden, sin embargo David prevaleció. El censo se tomó como pecado por el orgullo del corazón de David, el cual fue incitado por Satanás, según 1Cro 21:1 "Pero Satanás se levantó contra Israel, e incitó a David a que hiciese censo de Israel". La tradicional confusión con este evento se da a raiz del texto en 2Sam 24 donde leemos "Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, e incitó a David contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá".

Realmente no hay mucha dificultad en lectura rápida para concluir que fue Jehová mismo, en Su ira, quien incitó a David contra ellos. Sin embargo, en el hebreo original en esta porción el verbo incitar סוּת [sûth] (sooth: tentar, mover, persuadir, provocar) no tiene sujeto. Existe un objeto de la acción: el corazón de David, pero no vemos quien realiza la acción. Bien pudiera entonces decirse: "Volvió a encenderse la ira de Jehová contra Israel, y el corazón de David fue incitado contra ellos a que dijese: Ve, haz un censo de Israel y de Judá". Si gramaticalmente entendemos esto, no es dificil construir entonces la pregunta: ¿Quién lo incitó?, y como no tenemos esa respuesta en 2Sam debemos ir a algun texto paralelo. Resulta que lo tenemos en 1Cro y allí sí dice claramente que Satanás incitó a David a hacer el censo.

Fue Satanás quien movió orgullo para no observar las directrices dadas antes por Jehová a la hora de censar al pueblo. Claro, tampoco es difícil entender, conociendo la historia de Job, que no hay daño que el enemigo de las almas desee hacer a los justos de Jehová para lo cual no requiera la permisión del Altísimo; de forma que si aun no estás conforme con la explicación gramatical, debemos entender que aun si en Samuel viéramos claramente que fue Jehová en Su ira quien incitó a David, no hay discrepancia con 1Cro porque en esa ira Jehová Dios pudo haber utilizado a Satanás contra los hijos de Israel, y permitir que este incitara a David a hacer el censo. No obstante, al estar más claro en 1Cro nos quedamos con esta respuesta bíblica a la pregunta: Satanás lo hizo.

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