16 ago 2021

PREGUNTAS DE UN ESCÉPTICO: ¿Cómo puedo aceptar a Cristo?

Q- ¿Cómo podría aceptar al Señor? ¿Cómo podría entregar mi corazón a Cristo? ¿Controlará Él mi vida en lo adelante?

A- La Palabra de Dios define lo que es aceptar al Señor, y también nos habla de una condición preliminar ineludible antes de aceptar al Señor. Aceptarle es entenderle como el único Salvador de nuestra alma ante la condición de condenación eterna en la que ella está sumida. Es posible que para eso quieras primero conocer sobre esa "condenación del alma". La Palabra de Dios dice que todos estamos bajo la condición y las consecuencias del pecado; como está escrito: No hay justo, ni aun uno; no hay quien entienda, no hay quien busque a Dios; que todos nos desviamos, que a una nos hicimos inútiles; que no hay quien haga lo bueno, ni siquiera uno. Dice también que nuestra garganta es un sepulcro abierto; que con nuestra lengua engañamos, y que lo que hay debajo de nuestros labios es veneno de serpiente; que nuestra boca está llena de maldición y de amargura; que nuestros pies se apresuran para derramar sangre; que quebranto y desventura hay en todos nuestros caminos; y que no conocimos camino de paz, puesto que al final, la realidad es que no hay temor de Dios delante de nuestros ojos (Rom 3:10-18). Después de todo, lo que la ley dice lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios. Esta verdad se expresa sintetizadamente al decir que por cuanto todos pecamos, estamos destituidos de la gloria de Dios (Rom 3:23).

Esa es la condenación por causa del pecado: estar alejados, destituidos, alienados de la gloria de Dios; y Él, como el único que podía hacerlo, de la misma manera que una persona ofendida es la única que puede volverse a su ofensor e iniciar la reconciliación (pues al revés es inútil mientras el ofendido no lo consienta), envió a Su único Hijo para pagar el rescate que ese pecado ameritaba. Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús (Rom 6:23).

En resumen, esa es la consecuencia del pecado y esa es la limitada condición en la que nos coloca delante de la eterna presencia de nuestro Creador. En esa condición no podíamos presentarnos ante Él, ni pretener permanecer ante Su presencia. Se requería un rescate y uno que no estuviera afectado por la misma condición, que con suficiencia pagara por ese rescate. Solo Jesús, nacido no de simiente de varón, sino engendrado del Espiritu de Dios en una joven virgen, María; cumplió los requisitos de la justicia divina. Confiar en ese Jesús como el Ungido de Dios, como el Cristo de Dios, y confiar en Su obra de rescate en la cruz, como los únicos elementos que pueden redimirnos de esa condición de pecado y sus consecuencias eternas es lo que la Biblia llama "ACEPTAR a Cristo".

Sin embargo, existe una condición requerida para aceptar al Señor, y es que en nuestros corazones y nuestras convicciones nos arrepintamos de nuestros pecados. El clamor del Señor Jesucristo, temprano en Su ministerio evangelístico, siempre fue: "arrepentíos y convertíos", y ese sigue siendo el mensaje hoy: en nuestra condición de pecado debemos arrepentirnos y aceptar al Señor en nuestros corazones. Sin arrepentimiento no hay salvación. El arrepentimiento es ese giro de 180 grados que nos coloca de espaldas al pecado y nos deja de cara a nuestro Dios para caminar bajo Sus normas. Arrepentirnos y confesar nuestros pecados es ese paso vital antes de poder ser perdonados por Dios. La Biblia dice en Salmos 32:5 "Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado".

El arrepentimiento es esa "disposición del corazón" para alejarnos del pecado y vivir para la gloria de Cristo en nuestras vidas, que significa caminar en santidad, testificar de Su Persona y Su obra, y crecer en el conocimiento de Su Palabra de manera constante. Y he dicho "la disposición del corazón" porque se trata de ESTAR DISPUESTO A que Cristo, precisamente como pudiste haber cuestionado en tu pregunta, sea el Señor de tu vida, no solo tu Salvador. Puede que no ocurra ni inmediatamente ni facilmente, pero arrepentirnos es estar dispuesto a que el Señor gobierne tus decisiones, por medio de Su Espíritu. A que tu voluntad ya no sea la que gobierne más tus pasos, sino la voluntad de Dios aprendida de las Escrituras y puesta en práctica diariamente. Ese señorío debe caracterizar tu vida luego de haber sido salvo por la fe en Su obra de la cruz. Estas son, ambas, la definición de, y la condición para, aceptar a Cristo en nuestras vidas.

© Por Santiago Peralta. http://www.eseperalta.blogspot.com. Usted puede reproducir y/o distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro, sin que se altere su contenido y se incluya este párrafo en la reproducción.

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