Las
preguntas que surgen del análisis básico de las palabras suelen ser preguntas
interesantes. A veces, a fuerza de escuchar un término o expresión, nos
acostumbramos a su significado convencional sin detenernos a investigar que hay
detrás de las palabras. Es el caso de las expresiones Antiguo Testamento
y Nuevo Testamento. Si las buscas, no podrás encontrarlas en la Biblia..!
(Al menos no en la versión Reina-Valera 1960 tan utilizada por el pueblo de
Dios hispanohablante).
Podrás
encontrar expresiones sinónimas, pero no esas. Cuando leemos en Las
Escrituras las expresiones "Antiguo Pacto" (2Cor 3:14) y
"Nuevo Pacto" (Lc 22:20) nos podemos preguntar entonces ¿Quién pactó
con quién? ¿Qué pactaron? ¿En qué momento se llevó a cabo ese pacto?
Al
margen de que podemos ver más de un pacto en el Antiguo Testamento, el que dio
carácter oficial al convenio de Dios para con la nación escogida, y que
repercutiría a todas las naciones, fue el pacto con Abraham acerca de que su
descendencia heredaría toda la tierra, y quedaba representado por un medio
físico que otorgaba la entrada a la «comunidad del pacto». Se llegaba a ser
judío al nacer de padres judíos. Por tanto, todos los varones judíos eran circuncidados. La circuncisión
no estaba limitada a los que tenían una verdadera vida espiritual interior,
sino más bien se le exigía a todos los que vivían entre el pueblo de Israel.
Dios dijo: «Todos los varones entre ustedes deberán ser circuncidados.
… Todos los varones de cada generación deberán ser circuncidados a los ocho
días de nacidos, tanto los niños nacidos en casa como los que hayan sido
comprados por dinero a un extranjero y que, por lo tanto, no sean de la estirpe
de ustedes. Todos sin excepción, tanto el nacido en casa como el que haya sido
comprado por dinero, deberán ser circuncidados» (Gn 17:10-13).
La
verdadera circuncisión es algo interior y espiritual. «La
circuncisión es la del corazón, la que realiza el Espíritu, no el mandamiento
escrito» (Ro 2:29). Es más, Pablo en el Nuevo Testamento
explícitamente indica que «no todos los que descienden de Israel son
israelitas» (Ro 9:6). Pero bajo el nuevo pacto la
situación es muy diferente. El Nuevo Testamento no habla de una «comunidad del
pacto» conformada por los creyentes y sus hijos inconversos, así como parientes
y criados inconversos que vivieran con ellos. En la iglesia del Nuevo
Testamento lo único que importa es si uno tiene la fe que salva y ha sido
incorporado espiritualmente al cuerpo de Cristo, la verdadera Iglesia. La única
«comunidad del pacto» de que se habla es la Iglesia, la comunión de los
redimidos.
Pero, ¿cómo llega uno a ser miembro de la iglesia? Los medios de entrada a la Iglesia son voluntarios, espirituales e internos. Uno llega a ser miembro de la verdadera Iglesia al nacer de nuevo y al tener fe que salva, no por nacimiento físico. No viene por un acto externo, sino por la fe interna en el corazón.
En
estos y muchos otros contrastes vemos la distinción que Pablo enfatiza entre el
antiguo y el nuevo pacto. Los elementos físicos y actividades del antiguo pacto
eran «una sombra de las cosas que están por venir», pero «la realidad» se halla
en la relación del nuevo pacto que tenemos en Cristo (Col 2:17).
______________________
“Doctrina
Bíblica. Enseñanzas esenciales de la fe cristiana”, W. Grudem, pgs.
381-382
No hay comentarios:
Publicar un comentario