¿Cuándo fue la última vez que saliste del púlpito sintiendo que te habías predicado mas a tí mismo que a la iglesia? ¿De cuál pecado estabas llamando a la iglesia a arrepentirse, y al mismo tiempo lo hacías a tí mismo? ¿En cuál gloriosa promesa estabas recordando a la iglesia confiar, y al mismo lo recordabas tu mismo?
Realmente es fácil salir del púlpito uno de esos Domingos pensando que eres un perfecto hipócrita porque no estas practicando lo que predicaste.
Tal vez te hayas preguntado: ¿Debe uno aplicar lo que predica antes de que lo predique? ¿Solo estás cualificado para predicar aquello que ya has puesto en práctica? O, si eres de los que reconocen que nadie es perfecto, ¿Cuánto de tu sermón debes haber vivido para ser considerado cualificado para predicarlo?
Ejemplo bíblico de un predicador "hipócrita"
Considera a Moisés predicando los sermones del Deuteronomio. Ya había sido descalificado para entrar a la tierra prometida. ¿Qué derecho tenía entonces para predicar acerca de obedecer en la nueva tierra, de heredarla y permanecer fieles a Jehová? ¿No era aquello una hipocresía?
Aún asi Moisés no presentó ninguna excusa sobre lo que dijo. Esperaba enteramente que sus palabras fueran recibidas como las mas autorizadas posibles. El asunto tenía mucho menos que ver con lo que era su experiencia personal que con lo que era la fuente divina de sus dichos.
¿Y qué del caso Esdras?
Esdras 7:10 siempre es un texto de referencia para argumentar que un pastor debe aplicar lo que predica antes de predicarlo: "Porque Esdras había preparado su corazón para inquirir la ley de Jehová y para cumplirla, y para enseñar en Israel sus estatutos y decretos."
El orden "estudiar", "hacer" y "enseñar" proveen un contexto de gran ayuda para el predicador, pero aquí vemos una serie de requerimientos, no necesariamente una secuencia. Este versículo nos habla sobre tres cosas a las cuales Esdras dedicó su corazón en una lista coordinada. No negamos la naturaleza progresiva de la misma, pues trabaja con un orden de prioridades, pero el uso de este pasaje para plantear que Esdras no enseñó sino hasta luego de aplicar lo que había aprendido exagera lo que el texto nos muestra.
De hecho, podríamos partir de Rom 1:18 para plantear que no puedes siquiera estudiar la Biblia si no estás de antemano viviendo las escrituras. Si en injusticia detienes la verdad del texto bíblico, también detendrás su interpretación.
Dos maneras incorrectas de tratar con tu hipocresía
Hemos tratado de demostrar que la Biblia no espera que los predicadores hayan aplicado alguna enseñanza particular en su vida para poder explicarla. Ahora quisiera moverme hacia la experiencia del predicador.
1.- El predicador flojo. Siempre trata de evadir el sentimiento de hipocresía. De manera superficial y desapasionada pone en práctica algunos principios bíblicos en su vida, con el único propósito de no sentirse hipócrita el Domingo en la mañana.
2.- El predicador atribulado. Con regularidad se siente sobrecargado con sentimientos de hipocresía, y enfretado siempre con sus pecados, nunca acepta que pertenece al púlpito.
Ambos tipos de predicadores comparten el mismo pecado: el orgullo. Ambos buscan suficiencia en ellos mismos. La única diferencia es que uno de ellos cree que es suficiente, y el otro sabe que no lo es.
Ninguno de estos predicadores está apto para exponer el Evangelio, ya que ninguno de ellos esta mirando a Cristo, el único que nunca fué un hipócrita, y Aquel único en quien solo depositando fé encontramos solución para nuestra hipocresía. Su justicia es otorgada a nosotros para que podamos ser justificados delante de Dios el Padre.
Es con esa confianza que buscamos profunda y apasionada santificación, por un lado, al mismo tiempo que nos mostramos pacientes en esa búsqueda.
El tipo correcto de predicador hipócrita.
El Salmo 51 es la oración de arrepentimiento de David luego de haber cometido adulterio y después asesinato, no exactamente los pecados con menos consecuencias posibles, y no exactamente algo que ud. pasaría por alto en un comité de evaluación para un puesto pastoral.
Ninguno de estos predicadores está apto para exponer el Evangelio, ya que ninguno de ellos esta mirando a Cristo, el único que nunca fué un hipócrita, y Aquel único en quien solo depositando fé encontramos solución para nuestra hipocresía. Su justicia es otorgada a nosotros para que podamos ser justificados delante de Dios el Padre.
Es con esa confianza que buscamos profunda y apasionada santificación, por un lado, al mismo tiempo que nos mostramos pacientes en esa búsqueda.
El tipo correcto de predicador hipócrita.
El Salmo 51 es la oración de arrepentimiento de David luego de haber cometido adulterio y después asesinato, no exactamente los pecados con menos consecuencias posibles, y no exactamente algo que ud. pasaría por alto en un comité de evaluación para un puesto pastoral.
Aún así, en el verso 13 David dice: "Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos, y los pecadores se convertirán a ti.”
Cuando busques que el Señor Jesucristo te lave (v.7), que borre todas tus maldades (v.9), que renueve un espíritu recto dentro de ti (v.10) y que restaure en ti el gozo de la salvación que un día te otorgó por pura gracia (v.12), entonces podrás confiadamente —no hipócritamente— llamar a la congregación a apartarse del pecado.
En vez de comentar "Que derecho tiene él de predicar eso?", tu congregación reconocerá la transformación que está ocurriendo en tu vida —así sea incompleta aún— y tornarán sus corazones a Dios.
Por el Pr. Eric McKiddie.
Reproducido y traducido por Santiago Peralta bajo permiso del autor para http://www.eseperalta.blogspot.com. Usted puede reproducir y distribuir este material, siempre que sea sin fines de lucro y sin alterar su contenido.
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